¿Cómo se hacen los alebrijes? Técnicas, materiales y magia artesanal
El proceso de creación de un alebrije es un verdadero acto de alquimia. Ya sea en cartonería o madera, comienza con una idea —muchas veces inspirada en sueños o en la intuición del artesano— y se convierte en una escultura cargada de vida.
En el caso de la cartonería, como la que usó Pedro Linares, el esqueleto se hace con alambre. Sobre él se aplican capas de papel con engrudo hasta lograr la forma deseada. Luego se seca, se refuerza, y se pinta. Es una técnica ligera, ideal para formas grandes y dinámicas.
En cambio, en Oaxaca, la madera de copal es el material estrella. Se elige un tronco fresco, se talla con cuidado, y se deja secar durante semanas. Después viene el proceso de pintura, que puede tomar días.
Aquí es donde los alebrijes cobran vida: con puntos, líneas, grecas zapotecas y combinaciones de colores que parecen imposibles, pero que funcionan perfectamente.
Cada vez que observo uno terminado, pienso lo mismo: este trabajo no es solo habilidad, es devoción.